Mediante la liberación del sistema miofascial obtenemos beneficios terapéuticos en diferentes sistemas.
A nivel circulatorio, incrementamos el abastecimiento de sangre tisular lo que se traduce en un mayor metabolismo de la zona, mostrando buenos resultados en mujeres posmenopáusicas con insuficiencia venosa. En cuanto al sistema musculoesquelético, encontramos que tras la aplicación de la técnica conseguimos un incremento del ROM a través de la eliminación de puntos gatillos latentes y mejorando las propiedades elásticas de los tejidos. En adición, se ha visto que la terapia miofascial puede tener repercusión en el sistema nervioso, modificando el dolor difuso, fatiga percibida y calidad de vida en pacientes con fibromialgia (9). En definitiva, la terapia miofascial debe ser concebida como una técnica de tratamiento donde podemos contribuir a mejorar a nuestros pacientes de una manera global.
Pensamos que podemos introducir la técnica del FOAM ROLLER dentro de la liberación miofascial. Es una técnica muy actual. Está muy de moda y podemos verla practicar en muchos gimnasios y centros deportivos. Consiste en una autoliberación miofascial (ALM) en la que se realiza un efecto de enrollar y comprimir la musculatura específica utilizando un rodillo de espuma denominado «foam roller». Se ha observado que esta técnica de presionado muscular es capaz de aumentar la flexibilidad de forma aguda.